domingo, 12 de marzo de 2017
COMO PREVENIR EL ESTREÑIMIENTO
EL FUTURO DE LA REALIDAD VIRTUAL
La tecnología que rodea a la realidad virtual y a la realidad aumentada hace prever que seguirá creciendo de forma exponencial durante los últimos años. Sin embargo, los orígenes de esta tecnología, muy cercanos al desarrollo del Internet de las Cosas, hace que se trate de un caldo de cultivo para que los ciberdelincuentes encuentren un sinfín de brechas de seguridad.
La realidad virtual llegó para quedarse en nuestra vida hace muchos más años de lo que la mayoría cree, como recuerdan desde Panda Security. Los primeros experimentos con realidad virtual tuvieron lugar en 1960, pero por aquel entonces nadie creyó en una tecnología que parecía más ciencia ficción que algo posible.
El segundo intento fue en los 90, cuando Nintendo y Sega competían por crear videojuegos basados en la realidad aumentada, pero ninguna de las dos compañías llegó a lanzar sus consolas al mercado, por falta de interés en los consumidores.
A principios de la década de 2000 surgió Second Life, un metaverso en forma de red social que venía a cambiar las relaciones entre las personas. Incluso los partidos políticos daban sus mítines y los grandes almacenes tenían tiendas a imagen y semejanza de las reales. Sin embargo, aunque todavía existe, Second Life no llegó a suponer el cambio exponencial para nuestras vidas digitales que se esperaba.
No obstante, todo cambió con el lanzamiento de las Oculus Rift, apuntan desde la compañía de soluciones de seguridad. Facebook compró la compañía que desarrolla estas gafas de realidad aumentada. De forma simultánea, la pugna empresarial por ser los primeros en esta tecnología, hizo que Sony desarrollara un sistema para la PlayStation 4 y que Microsoft hiciera pública sus revolucionarias HoloLens.
Su vinculación al IOT
Desde Panda Security señalan que no sería de extrañar que en un futuro cercano oigamos hablar de ataques generados desde una red de gafas de realidad virtual, o ataques a usuarios de estos dispositivos.
Hace unos meses, un ataque de denegación de servicio (DDoS) lanzado contra dispositivos conectados (una red de cámaras conectadas al IoT) tumbó un gran número de webs y aplicaciones muy populares, como Netflix y New York times o Spotify.
En este sentido, explican, muchas plataformas de realidad virtual han sido diseñadas con los mecanismos de ciberseguridad más esenciales, al igual que ocurrió en los inicios del Internet de las Cosas (por sus siglas en inglés IoT).
"No sería de extrañar que en un futuro cercano oigamos hablar de ataques generados desde una red de gafas de realidad virtual, o ataques a usuarios de estos dispositivos", señala Hervé Lambert, Retail Global Consumer Operations Manager de Panda Security.
Los riesgos en el entorno laboral y privado
Sin embargo, los usos de la realidad virtual van más allá del ocio y el entretenimiento. En el entorno empresarial, se está convirtiendo en una herramienta indispensable para muchos sectores, ya que permite, por ejemplo, que los arquitectos visualicen el prototipo de un edificio en tiempo real, o que se pueda hacer la compra en unos grandes almacenes sin salir de casa.
Si unos 'hackers' llegan a modificar la imagen virtual del plano de un edificio o la ubicación de una herida en el cuerpo de una persona, las consecuencias de la manipulación a distancia de estos dispositivos "serían drásticas", comentan desde la compañía.
Además, entienden desde Panda Security que es bastante probable que los dispositivos de realidad aumentada se conviertan en algo tan cotidiano como un teléfono móvil. Seguramente, estarán encendidas y conectadas a Internet 24 horas al día, con lo que, si no se cuenta con un sistema de seguridad, alguien podría seguir todos los movimientos de una persona a lo largo del día.
"Nuestras vidas están cada vez más conectadas a Internet y, si no somos responsables en el uso que le damos a la tecnologías, estaremos poniendo a disposición del mundo entero una información que debería ser privada", comenta Lambert.
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