El plan que promete poner en pie la infraestructura de mayor calado económico de América Latina, el nuevo aeropuerto de México DF, abre la puerta a una nueva pugna entre empresas españolas y chinas, cada vez más frecuente en el mercado internacional de la construcción. El aeropuerto tiene unpresupuesto de unos 11.000 millones y está creando máxima expectación. Otro candidato, casi asegurado antes de la licitación, es un potente consorcio formado por algunas de las mayores constructoras mexicanas, bautizado como Consorcio Aeroportuario Mexicano (Consam) y liderado por ICA y Carso. El Gobierno local dirime cómo fragmentar el proyecto y prevé arrancar las obras a final de año.
De momento es Ferrovial la que ha reconocido su interés con mayor claridad, al encajar con su experiencia en ejecución y operación de aeropuertos. También ha dado un paso al frente Santander. Su responsable en México, Marcos Martínez, ha declarado que la entidad está abierta a financiar hasta un 25%. El calado del mismo debería dar entrada a un nutrido conglomerado de bancos internacionales.
La caída del precio del crudo y su impacto en la economía mexicana motivó el pasado febrero un reajuste a la baja del multimillonario plan de Infraestructuras, teniendo como efecto más destacado la congelación de la línea ferroviaria de alta velocidad entre México DF y Querétaro. Sin embargo, el plan para la construcción del mayor aeropuerto del país se salvó de la quema.
Precisamente es la revocación de la adjudicación de la obra ferroviaria la que fue vista como un desaire del país norteamericano a China. Y es que, el conglomerado estatal China Railway Construction había ganado el concurso, ante la retirada de posibles rivales por el escaso margen para preparar las ofertas.
La pujanza china
Tras el asentamiento de las empresas europeas, principalmente de las constructoras españolas en América, se ha dado en los últimos años un claro enfoque de China hacia este floreciente mercado. Y lo hace ya creando alianzas como cualquier otro jugador de relevancia: China Railway Construction iba acompañada en el concurso del tren de alta velocidad mexicano por cuatro empresas locales y por el operador francés SNCF. Se han dado ya incluso consorcios de empresas españolas con estos grupos estatales.
Buena parte de la pujanza china en el mercado de las infraestructuras depende de la aportación de financiación de su banca pública a precios imbatibles en el mercado. Con ello, las ofertas de estas constructoras pueden ajustarse notablemente en los concursos que exigen la financiación del proyecto.
De forma paralela a esta batalla en México, la construcción china (China Harbour Engineering y China Railway First Group) compite junto a la española Isolux por ampliar el metro de Ciudad de Panamá (Panamá) con una segunda línea valorada en 2.000 millones.
China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) tienen firmado un acuerdo de cooperación en infraestructuras y transporte para el periodo 2015-2019. Entre los proyectos más destacados ganados por China en América Latina figuran las represas sobre el río Santa Cruz (Argentina), a cargo de Gezhouba por 4.000 millones; distintas obras de generación y transporte de energía en Ecuador, y tiene hueco, según los acuerdos firmados con Perú, para entrar en el futuro ferrocarril entre este país y Brasil. Además, capital chino es promotor del intento de horadar un canal en Nicaragua por 50.000 millones.
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