miércoles, 18 de octubre de 2017

LOS CHIPS DE LOS MOVILES QUIEREN IMITAR A LAS NEURONAS

Huawei se ha propuesto que los usuarios incorporemos un nuevo elemento para valorar un smartphone: la inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés). Cuando parece que ya casi todo está inventado en diseño, pantalla, fotografía, batería, navegación, entretenimiento, redes sociales, productividad o vida sana, ahora irrumpe el fabricante chino con móviles con capacidad para pensar, actuar y aprender como si fuera una persona.
El desafío parece atractivo para los ingenieros. Lo que está por demostrar es que el argumento de la AI anime a los clientes a gastarse varios cientos de euros adicionales por los dispositivos dotados de este prodigio. En adelante, no sólo conviviremos con teléfonos más o menos listos, inteligentes o super inteligentes, sino también con móviles con criterio.
Esos equipos no se conformarán con invitar a mover las piernas cuando perciba que el usuario ha estado sentado durante horas o activará el flash cuando detecte escasa luz para una foto. La ambición va más allá. Por ejemplo, el dispositivo podría reducir el sonido del timbrazo de una llamada en entornos silenciosos, igual que ya indica la ruta idónea para circular cuando el tráfico está atascado.
En adelante, el smartphone debería aplicar algún antispam o bloqueo cuando no resulte conveniente su uso. Así, por ejemplo, un asistente personal realmente eficiente nunca molestaría a un jefe ocupado con una llamada, un aviso o una tarea que pueda esperar mejor ocasión. No basta con identificar y aplicar el algoritmo que corresponda, sino que la máquina debe interpretar y actuar en función de las circunstancias.
De hecho, ya percibimos con naturalidad que el teclado del móvil nos sugiera las palabras que queremos escribir en ciertos mensajes o que el buscador de Google anticipe nuestras necesidades antes incluso de pensarlas.
Lo que diferencia la inteligencia de las máquinas de las personas tiene mucho que ver con la capacidad de raciocinio de las segundas, especialmente en entornos ajenos a rutina o cuando la realidad se torna imprevisible y exige ajustar las reglas programadas por otras más sofisticadas. En esas situaciones son donde las neuronas ganan a los chips por goleada.

Superchips seudo-neuronales

De esa forma, para que los microprocesadores puedan actuar como cerebros deben cambiar su arquitectura. Y eso precisamente es lo que explora Huawei con su nueva familia Mate 10, ahora con chips NPU (Neuronal Network Processor Unit), prestación que distingue al microprocesador Kirin 970 de lo conocido hasta la fecha. La inteligencia artificial del gigante asiático alcanza cotas hasta ahora insólitas al desligarlas de la nube de Internet. Parafraseando a Richard Lu, consejero delegado de Huawei, el sistema no se vuelve "tonto como una vaca" cuando está desconectado de la red.
Gracias a ese tipo de superchips seudo-neuronales, las cámaras de los móviles Mate 10 añadirán por sí mismas el modo retrato cuando comprendan que están fotografiando a personas o aplicarán el modo nocturno ante la ausencia del sol. También reconocerán objetos, escenas y aprende al instante cuando le corrigen sus errores.
Este conocimiento permite agrupar, de forma automática, las imágenes por temáticas: retratos, paisajes, perros, gatos, plantas, comidas, textos, cielos despejados, nieve, playa o noche, entre otros. Asimismo, el equipo aprenderá a optimizar sus recursos en función de los usos del usuario que va aprendiendo con cada interacción humana. Igual que nadie se pone gafas de sol para irse a dormir, la nueva generación de teléfonos reduce su capacidad de proceso en las horas de baja o nula actividad.
Dada la sensibilidad de los fabricantes por dotar de inteligencia a sus máquinas, sería de agradecer que los gigantes tecnológicos aportaran algo más de humanidad a sus cacharros y los dotaran de Inteligencia Emocional. Con esa habilidad social, los smartphones podrían invitar a los usuarios a levantar la mirada del pantalla de vez en cuando y advertirles de que existe vida al margen del móvil. Si algún fabricante apuesta por este tipo de cualidades, los teléfonos inteligentes realmente harán honor a su denominación.

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