Las compras a través de internet van en aumento. Según el último estudio de la Online Business School, de 2013, al menos un 31% de los españoles encuestados concretaron alguna compra por Internet. El porcentaje es superior al de un par de años atrás, cuando se situaba en el 24%.
Reservas de hotel, billetes de avión y moda y calzado son, por este orden, los productos más solicitados online por los compradores de aquí, según otro análisis. En este caso, Hábitos del e-commerce, de la consultora Nielsen.
Pero no sólo se utilizan los ordenadores ya que, añade, España está a la cabeza de Europa, por encima de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, al usar los teléfonos móviles inteligentes para llevar a cabo las adquisiciones.
Si la media continental se sitúa en el 33%, el 38% de los preguntados españoles afirmaron tener la intención de emplearlo para este fin. Por detrás, Alemania (31%), Francia (29%) y Reino Unido (25%).
Con todo, la desconfianza de los usuarios sigue siendo el principal obstáculo para el comercio por Internet. Y es que, muchos internautas no se sienten seguros al tener que introducir sus datos bancarios en una página web.
Para luchar contra esta sensación, en los últimos años, las entidades han puesto en el mercado tarjetas exclusivas para las compras online.
Se trata de tarjetas virtuales y se engloban en la categoría de prepago: para poder usarse, previamente, se tienen que recargar con dinero.
Precisamente este hecho les confiere un alto nivel de seguridad ya que, como máximo, se puede utilizar el saldo que hay en ellas. Si no hay, no funcionan. De hecho, acostumbran a tener un tope, en ocasiones de 3.000 euros, según ha constatado el comparador de tarjetas de Bankimia.
Este tipo de tarjetas no se pueden utilizar en cajeros automáticos ni en tiendas que no sean online. Y son totalmente independientes al resto de tarjetas o cuentas del titular. No acostumbran a tener el soporte físico tradicional, de plástico. A lo sumo son de papel o totalmente virtuales.
Según la tarjeta y la entidad, se da la opción de llevar a cabo toda la operativa y gestiones por Internet. Si bien, en ocasiones se pueden hacer en sucursales del banco o en cajeros automáticos. Es el caso de la Tarjeta Virtual de BBVA, totalmente gratuita. Es recargable y permite ingresar en ella, desde una oficina de la entidad o a través de Internet, hasta 600 euros.
También tiene la emisión gratis y el mantenimiento sin costes la e-card, de Openbank. Impone unos límites en la recarga. Puede ser de uno a 3.000 euros si ésta se hace en un cajero automático y de entre 10 y 1.650 si se realiza por la web de la entidad. Incluye, además, un seguro de accidentes en transporte público si el viaje se ha abonado con la tarjeta.
La tarjeta e-Cash de Santander también dispone de un seguro de viajes (si se pagan con ella) y sus límites de recarga van de 6 a 1.650 euros. Se pueden ingresar por el servicio de banca online de la entidad, por teléfono o en los cajeros 4B. Tampoco tiene cuota de emisión. Y la renovación es gratuita si se concretan, al menos tres compras anuales. Si no, la comisión de mantenimiento es de 9 euros.
Por su parte, la Cybertarjeta de La Caixa dispone de alta gratuita y no añade cuotas de mantenimiento. Con todo, el coste de cada recarga es de un 1% de la cantidad y tiene un mínimo de un euro.
Finalmente, la tarjeta virtual de Novanca es gratuita para los clientes de la entidad titulares de una cuenta corriente. Va asociada a la tenencia de una tarjeta de débito u otra de crédito, en función de la operación que se vaya a llevar a cabo con ella.
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